LECTURA: Juan 7:37-44
ENSEÑANZA:
La semana pasada leímos acerca de la enseñanza de Jesús en la Fiesta de los tabernáculos. El último día de esa fiesta, Jesús hizo una invitación maravillosa a todos los que estaban allí. Cuando Jesús habló de tener sed, no estaba hablando de sed literal. Jesús estaba revelando algo sobre nuestra naturaleza humana: todos estamos impulsados a encontrar algo o alguien que nos satisfaga, nos haga felices, nos quite nuestra tristeza. Y esa sed impulsa a las personas a hacer todo tipo de cosas. Puede hacerle decir palabras hirientes. Puede llevarle a perder la alegría cuando está teniendo un mal día. La "sed" puede hacer que las personas rompan sus promesas, cambien quienes son y hagan cosas que saben que están mal.
Pero como aprendimos en Juan 4, Jesús es el agua viva. Él es el único que satisface el alma y trae alegría y paz duraderas a nuestros corazones y vidas. Jesús era el que el pueblo judío estaba esperando, pero estaban divididos en sus opiniones sobre él. Sabían que Jesús era de Nazaret en Galilea y las profecías del Antiguo Testamento declararon que el Mesías nacería en Belén. No sabían que Jesús había nacido en Belén a pesar de que creció en Nazaret. Algunos de ellos tomaron su decisión acerca de Jesús con sólo parte de la información. Vale la pena estudiar y aprender todo lo que podamos sobre Jesús para que no nos perdamos todo lo que tiene para ofrecer debido a nuestra falta de comprensión.
Preguntas para meditar:
NIÑOS PEQUEÑOS/PRE-K:
• En esta historia, ¿quién da una invitación maravillosa a la multitud?
• En esta historia, cualquier persona que tenga sed está invitada a beber, pero no se trata del agua o el jugo que bebemos de una taza. ¿Quién es el agua viva?
NIÑOS:
• En esta historia, ¿cuál fue la invitación dada por Jesús y qué crees que significa?
• ¿Cómo respondió la gente a la invitación de Jesús?
• ¿Por qué es importante estudiar y aprender todo lo que podamos sobre Jesús?
ORACIÓN:
¡Dios,
¡Gracias por invitarnos a venir y encontrar vida en ti! Jesús, gracias por no dejarnos sedientos y sin ningún lugar al que recurrir. Gracias por satisfacer nuestra sed. Ayúdame a mirarte primero y siempre a ti por todo lo que mi corazón y mi alma anhelan. Como los que me rodean están divididos en sus opiniones sobre ti, ayúdeme a mantenerme firme y comprometido en mi amor por ti y mi confianza en ti. En el nombre de Jesús, amén