LECTURA: Juan 9:24-34
ENSEÑANZA:
Este es el resto de la historia de la semana pasada sobre la sanidad del hombre nacido ciego. Los líderes religiosos están tratando de determinar qué sucedió y quién fue el responsable. No les gustó que el hombre fuera sanado en sábado. Jesús había quebrantado una de sus reglas sobre trabajar en el día de reposo, pero sabía que no se suponía que el día de reposo debía impedir que las personas hicieran el bien a los necesitados. Estos líderes religiosos estaban más preocupados por mantener las reglas que por ayudar a otros. Jesús sabía que sus corazones estaban equivocados.
En esta historia, vemos a estos líderes discutiendo con el hombre anteriormente ciego acerca de Jesús. Algunas personas pueden querer discutir con usted sobre lo que cree. Es posible que no crean en Jesús y quieran que usted presente pruebas de lo que usted cree. Hay muchas buenas razones para creer en la existencia de Dios y hay evidencia histórica real de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Pero tiene otra herramienta para defender su fe: ¡su historia! Este hombre no sabe cómo debatir con estos líderes religiosos, pero sí dice algo que no pueden cuestionar: "¡Estaba ciego y ahora puedo ver!" Puede que Dios no haya abierto sus ojos físicos, pero ha abierto sus ojos espirituales. Su historia de cómo Dios ha llenado su corazón de amor por los demás o cómo Dios le ha dado paz en tiempos difíciles o cómo Dios está cambiando su corazón más y más cada día puede ser una forma de decir: “¡Estaba ciego, y ahora veo! "
Preguntas Para Meditar
ADOLESCENTES:
• ¿Por qué los líderes religiosos se preocuparon más por las reglas que por ayudar a otros?
• ¿Cómo defendería su fe ante alguien que le cuestiona?
• ¿Cómo sonaría su historia de “Estaba ciego, pero ahora veo”?
ORACIÓN:
Dios, gracias por abrir mis ojos espirituales. Gracias por ayudarme a verme sinceramente, dándome cuenta de lo perdido que estoy sin ti y cuánto necesito tu gracia. Gracias por ayudarme a verte de verdad, al darme cuenta de lo hermoso y maravilloso que eres. Dame sabiduría para defender mi fe. Ayúdame a amar a las personas más que a ganar argumentos.
Ayúdame a hacer mi historia sobre ti y no sobre mí y dame oportunidades para compartir mi historia. En el nombre de Jesús, amén.
PRÓXIMO NIVEL (ENSEÑANZA ADICIONAL):
Lee el resto de este capítulo. En los últimos siete versículos del capítulo nueve, Jesús y el hombre anteriormente ciego se encuentran cara a cara nuevamente. En este pasaje, Jesús enseña una verdad poderosa sobre el efecto cegador del orgullo. Jesús dice que vino a abrir los ojos de los ciegos, pero también a los que piensan que ven. Jesús quiere humillar a los orgullosos (hacerlos "ciegos") para que conozcan su gran necesidad de él y de su trabajo en sus vidas.
A veces Dios usa una gran pérdida en nuestras vidas para señalarnos a él. ¡Él es un Dios redentor!